“LA PANDEMIA ACTUAL DEL CORONAVIRUS REPRESENTA UNA OPORTUNIDAD ÚNICA PARA QUE REPENSEMOS NUESTRO MODO DE HABITAR LA CASA COMÚN, LA FORMA COMO PRODUCIMOS, CONSUMIMOS Y NOS RELACIONAMOS CON LA NATURALEZA. HA LLEGADO LA HORA DE CUESTIONAR LAS VIRTUDES DEL ORDEN CAPITALISTA: LA ACUMULACIÓN ILIMITADA, LA COMPETICIÓN, EL INDIVIDUALISMO, EL CONSUMISMO, EL DESPILFARRO, LA INDIFERENCIA FRENTE A LA MISERIA DE MILLONES DE PERSONAS, LA REDUCCIÓN DEL ESTADO….TODO ESTO SE HA PUESTO EN JAQUE AHORA. AQUELLO YA NO PUEDE CONTINUAR”.
LEONARDO BOFF, TEÓLOGO, FILÓSOFO, ESCRITOR, PROFESOR Y ECOLOGISTA BRASILEÑO.
“No le echen la culpa al murciélago”, dice Silvia Barreiro (uruguaya, vive en Mexico) directora del grupo de acción, sobre erosión tecnología y concentración, asesora de ONU y FAO, (pagina 12, 3 de abril) Esta investigadora responsabiliza a la cría industrial de animales. Los balanceados incluyen antibióticos y antivírales. Se usan para promover el engorde, pero generan cepas resistentes. Son condiciones ideales para la mutación de los virus y las bacterias. Un dato impresionante: el 70 a 80 % de los antibióticos producidos en el mundo se destina a los animales en cría intensiva. Criamos animales en cautiverio para hacer más agricultura , en ambos casos con uso de tóxicos. Para ampliar aún más las superficies agrícolas, desforestamos y esto contribuye al calentamiento global, y produce migración de fauna, que puede trasladar virus, que fuera de su hábitat se vuelven peligrosos. Pero también para expandir la agricultura industrial expulsamos personas de los campos. China tenía antes de sus migraciones masivas el 80 % de población en la ruralidad. Hoy menos del 50 %. Argentina tenía en los años 60 el 40 % de población rural, hoy el 7 %. A pesar de esta expansión de la agricultura cada vez hay más pobres e indigentes en el mundo, más de 1000 millones comen salteado. Y millones de expulsados de los campos, viven hacinados en las ciudades. Luego, los virus que mutan en los sistemas de cría industrial, encuentran en este hacinamiento las condiciones ideales para su propagación. Tal como funciona el planeta alguna personas viajan y otras se amontonan. Los que viajan trasladan virus, los que se amontonan los reproducen. Entonces… ¿ no tenemos salida? Podemos manejar criteriosamente este momento. En este sentido es fundamental rescatar que el gobierno argentino lo viene haciendo, con creatividad, y revisando rápidamente algún error, sobre situaciones inéditas. Los resultados son alentadores, los indicadores son mucho mejores que el promedio.. Podemos y debemos fortalecer el estado. Ha quedado claro: la propuesta neoliberal no puede manejar una crisis sanitaria. Alcanza con ver Europa y Estados Unidos… Podemos y debemos generar las mejores condiciones para la salud pública, que debe ser hegemonizada por el Estado. Mientras, recorre el mundo la discusión sobre la deuda, ¿ es un instrumento financiero o una herramienta de dominación? ¿hay que pagarla? ¿es posible pagarla en este escenario pandémico? Pero aunque pudiéramos hacer todo esto, el sistema de producción y consumo nos amenaza con nuevos virus.. ¿podemos hacer algo? Por cierto algunas cosas ya están ocurriendo, por ejemplo: • RENAMA (red Nacional de Municipios Agroecológicos) 21 municipios asociados, tres facultades de Agronomía, dos defensorías del pueblo, 29 grupos de productores y 70 profesionales, abarcando unas 85.000 hectáreas cultivadas agroecológicamente. En estas tierras se ha ido bajando el uso de tóxicos de modo gradual, y al tiempo que se lo hace, renace la vida. Hay mas trabajo, hay más bicherío, y los rindes son comparables y aun mejores que con el paquete agroindustrial. • la UTT, (Unión de trabajadores de la tierra) es el mayor gremio de campesinos y agricultores del país: 10.000 familias. Una parte creciente de ellas se está volcando a la agroecología para producir frutas y verduras en el gran Buenos Aires y distintas provincias. Abren verdulerías y almacenes. Hoy manejan el Mercado Central de Buenos Aires. • “Alimentos Cooperativos” comercializa producción de 50 cooperativas del país, de modo mayorista y minorista. • La Red CaLiSa, (45 Cátedras libres de Soberanía alimentaria) que introducen en la academia la discusión que emerge del territorio, y viceversa. • Muchas otras experiencias, que en estos días produjeron encuentros cercanos entre quienes consumen y quienes producen. ¿Si a estas experiencias le damos otra escala? ¿No sería otro el cantar? ¿si nos despojamos de recetas y dogmas, y nos ponemos a inventar soluciones? No deberíamos aceptar frenos al pensamiento crítico, tenemos que considerar que es nuestra herramienta como pueblo. Necesitamos integrar: por ejemplo la ciudad y el campo, parece que tuvieran un muro virtual que las separa. Desde la ciudad y el campo tenemos que pensarnos, (En Argentina el 93% de las personas vive en las ciudades). Lo tenemos que hacer entre todos, encontrando en las diferencias una riqueza. Ese pensamiento, transformado en acción, empezará a demandar a las universidades, a los institutos de investigación, interpelará creativamente a todas las instancias del estado. En los años 60.70 se hablaba de Reforma Agraria. ¿hoy no deberíamos hablar de reforma urbano-rural participativa e integral? Supongo que todo esto puede sonar a una gran utopía de difícil logro. Sin duda es así. Pero puede ser un buen momento para empezar a construirla. ¿Qué tal si lográramos que la necesidad de estos debates se expanda entre nosotros con la misma velocidad que el virus? Tal vez la moneda, que está en el aire, caiga con la cara humana para arriba.
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