Un virus busca las grietas que deja la vida, los cortes no cerrados, las heridas, que manera de ponerlas en evidencia, cuando a veces no dolían, tras el manto piadoso del olvido, y ahora, en tiempo presente se presentan, desde la crueldad del pasado, los desatinos de destinos oscuros, los párpados tapando las entradas de luz, y un horizonte que entonces no se ve.
La piel extraña el sol de los destinos comunes, cuando el ser gregario apretaba el abrazo y la humedad de los labios no era una amenaza.
porque el volcán de adentro se deshacía afuera y consumía todo el oxígeno cercano para poder arder, derritiendo las rocas, derramando la lava hacia los ríos de sol.
Mientras la vida va y viene ahora como si el tiempo realmente existiera, o como si fuera una brasa apretada en un puño que no se puede abrir.
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